Lo afirmaron expertos reunidos en un foro realizado en Buenos Aires. Sostienen que México y otros países están como Colombia hace 20 años. Claves para enfrentar el flagelo: el liderazgo político y la prensa libre

Preocupados frente a la indiferencia -que "es el caldo de cultivo para que el narcotráfico y la violencia que genera" se instalen en su país-, los empresarios agrupados en la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) convocaron a un Foro bajo la consigna "Argentina… ¡despierta!" y con objetivo de "aportar una visión internacional y nacional del avance del narcotráfico en Latinoamérica" y en Argentina en particular. Para ello, convocaron al ex canciller de Colombia, Jaime Bermúdez, y al juez argentino y especialista en la materia, Claudio Gutiérrez de la Cárcova.

En la última edición de su revista, ACDE define a la Argentina como un país "de tránsito 'fácil' y de 'bajo riesgo'" y advierte que ya no sólo es productor de cocaína sino también de drogas sintéticas y del "devastador paco", la droga fabricada con el residuo de las cocinas de cocaína: "Somos un país de 'fácil' lavado de dinero pues no respetamos la normativa del GAFI (y) ofrecemos un 'combo' de pobreza, marginalidad, clientelismo, inseguridad e impunidad, atractivo para los narcotraficantes desplazados de otras naciones cuyos cárteles, con su secuela de violencia y fomento del sicariato, ya están presentes en nuestro territorio".

El ex canciller colombiano abrió su exposición con un panorama de cómo enfrentó Colombia este flagelo (ver nota relacionada) para preguntarse luego si lo de su país fue un fenómeno aislado. "Sí y no, dijo. Sí, porque tuvimos la guerrilla ligada al narcotráfico; no, porque hemos visto este fenómeno en muchos otros lugares, porque lo mismo sucede ahora en varios países de América Latina. Colombia logró reducir dramáticamente la superficie cultivada. Ya no somos los primeros productores de droga. Eso da cierta tranquilidad, pero angustia México, porque lo que pasa allí lo vivimos nosotros hace 20 años".

Bermúdez también citó los reportes de la ONU que "indican presencia de laboratorios de droga en Argentina, Chile, Venezuela y Ecuador" y que muestran un gran incremento de la producción en Perú y Bolivia. Señaló que los índices de criminalidad vinculados al delito de la droga que hoy registran El Salvador, Honduras y Guatemala son los de Colombia hace 20 años: 68 muertos por cada 100 mil habitantes.

"El consumo, dijo, muestra índices alarmantes en Argentina, Venezuela y Chile que llegan a niveles análogos a los de Estados Unidos; y sabemos el impacto que tiene esto en materia de crimen".

En lo que concierne a cómo enfrentar el flagelo, Bermúdez aseguró que, aunque es cierto que hay oferta porque hay demanda, "es una falacia pretender responsabilizar a los que consumen" y que "la única forma de avanzar de modo contundente contra el narcotráfico es con una política integral que ataque el lavado de activos, el tráfico de armas y el comercio de precursores, con una legislación local e internacional; se debe atacar toda la cadena".


La importancia de la prensa libre

En referencia a "la capacidad corruptora descomunal" del narco, señaló que frente a ella, "se necesita un liderazgo político decidido y la participación de la sociedad civil". Puso como ejemplo a los medios de comunicación: "La prensa libre es un escenario por excelencia para dar el debate: los escándalos de corrupción fueron hechos públicos por la prensa y esa actitud salvó a muchas sociedades". Por ello, agregó, "es mejor una prensa con excesos de libertad que una prensa amordazada".

El diplomático afirmó también la necesidad de "definir una política de Estado, con una legislación que permita la confiscación de bienes mal habidos", y dijo que fue un avance en su país lograr la inversión de la carga de la prueba en el caso del enriquecimiento ilícito, algo que también existe en Argentina.

Finalmente, habló de la necesidad de la cooperación regional e internacional. "Uno de los lunares negros de América Latina es el narcotráfico porque todavía nos faltan mecanismos de cooperación; muchos países -como pasó en Colombia- tratan de ocultar su problema, son como los adictos cuya primera dificultad es reconocer que necesitan ayuda, hay temor a hacer explícito el problema y de pronto estamos como Colombia hace 20 años y ya es demasiado tarde".



Descontrol argentino

También el juez De la Cárcova insistió en la necesidad de reconocer el problema: "Es mejor estar preocupados que hacer como el avestruz". Y recordó que en Argentina "la radarización se debate hace años", sin resultados. "En Argentina se ha tapado el problema y hasta los padres prefieren no saber el peligro al cual están expuestos sus hijos".

Como ejemplo de lo que llamó "el descontrol argentino" dijo que en 15 días en un solo juzgado de Buenos Aires se destruyeron 4.500 kilos de cocaína y que "no hay ninguna condena por lavado de dinero". "Argentina está en riesgo institucional", alertó.

"Tenemos empresas de exportación de cocaína, tenemos efedrina, precursor de drogas sintéticas como el éxtasis, porque como México prohíbe su exportación, las mafias mexicanas se instalan aquí para producirla". Pero falta una "política de Estado argentina y regional".

También Bermúdez habló de la necesidad de coordinar regionalmente. "Si hablamos de crimen transnacional, no podemos quedarnos en viejos modelos de soberanía. Tradicionalmente, ningún país permite presencia militar, de personal de inteligencia extranjero en su territorio. Pero eso está cambiando: España, por ejemplo, pudo avanzar en su lucha contra ETA cuando Francia se comprometió en ese combate. Hoy la policía española puede entrar a territorio francés para perseguir a los terroristas. En Latinoamérica tenemos todavía un concepto decimonónico de soberanía".

"Evidentemente, retomó De la Cárcova, el Plan Colombia ha logrado revertir este flagelo allá pero cuando se tiene cucarachas en la cocina y se echa veneno éstas se desplazan hacia el baño", en referencia a la extensión de los cárteles por toda América Latina.

Aseguró que "hace años" que desea ver a la presidente (Cristina Kirchner) para "contarle cómo se están instalando en Argentina estas mafias, con sus sicarios".

Tanto Bermúdez como De la Cárcova coincidieron en que la despenalización de la droga para consumo personal, aunque pueda tener cierta validez en términos conceptuales, tuvo graves consecuencias en la realidad. En Argentina implicó un fuerte crecimiento del consumo de marihuana -"toda la que se produce en Paraguay", según el especialista argentino- y en Colombia, la multiplicación de redes de distribución al menudeo, difíciles de reprimir por la policía.

Consultado sobre el papel que podían jugar los empresarios, Bermúdez dijo que era importante su compromiso en la lucha contra este negocio ilícito porque en su país ese sector había tenido inicialmente "una enorme responsabilidad en la mimetización del narco en la sociedad, ya que debido a la alta rentabilidad, se descuidaba el interrogante sobre el origen de los fondos" que ese negocio ilícito iba infiltrando en empresas legales (ver nota relacionada).


Según Bermúdez "es inquietante que algunos políticos sugieran negociar con el narco en México" porque es síntoma de que el Estado se siente virtualmente incapaz de combatirlo. "Cuando la sociedad percibe que no es capaz de combatir el crimen, dijo, quiere negociar, suponiendo buena fe del otro lado, pero si Colombia hubiese aceptado negociar eso, habría implicado el sometimiento del Estado, por eso el liderazgo es fundamental en este combate; se necesita temple político y compromiso social".

Finalmente, el ex canciller de Colombia resumió a pedido de la audiencia lo que a su juicio fueron las tres claves de la estrategia de su país en la materia: 1) El liderazgo político, porque "sin un Ejecutivo comprometido, los demás estamentos no se comprometen; alguien tiene que asumir el costo, el esfuerzo, la responsabilidad"; 2) la legislación y capacitación del instrumento judicial y 3) la policía: "Colombia vio infiltrar a su policía en grandes niveles; la jerarquía debe ser una sola y el jefe de Estado conducirla, pero también tuvimos que involucrar al ejército como pasó en México".